Las 2 claves para garantizar el éxito patrimonial. (II)

Ya vimos en la primera entrada de esta serie sobre la gestión patrimonial de la familia empresaria, los motivos por los cuales es indispensable que una empresa familiar sea, por encima de todo, una familia de empresarios. Ya sea porque siguen teniendo el control sobre la empresa, o porque la han vendido y ahora se centran en gestionar el patrimonio.

En cualquier caso, una empresa familiar exitosa siempre va a ser una empresa generadora de caja, ya sea por el buen desempeño en el mercado o por la venta de la misma.

En el caso de un buen desempeño, con el paso del tiempo va a ir acumulando un cierto capital. Este capital al principio suele ser reinvertido en la compañía, pero llegado un punto, reinvertir todo en la misma empresa sin diversificación alguna puede poner en riesgo el patrimonio familiar.

Recordemos que, en el mundo empresarial, la incertidumbre es algo permanente, por lo que la diversificación toma un papel muy importante en la salud de una empresa. Si esta se centra únicamente en invertir en un mismo modelo de negocio, puede ser que cuando el ciclo económico del sector concreto en el que opere se de la vuelta, empiece a tener problemas.

Es por eso que tener un plan estratégico patrimonial, acorde a las necesidades de la familia y con visión intergeneracional se vuelve en un pilar fundamental, una vez que la empresa ha mostrado cierta robustez en el mercado y la familia ha mostrado claras fortalezas a nivel de identidad.
Es necesario que una empresa familiar se convierta lo antes posible en una familia de empresarios, a ser posible al final de la generación fundadora.

Es decir:

– Que tengan claramente definida una identidad común y unos valores determinados, sabiéndolos transmitir a todos los accionistas.

– Que sean proactivos, buscando maneras de generar valor y rentabilizar el patrimonio actual, ya sea invirtiendo en el negocio o fuera del mismo.

Seguiremos en próximas entradas.

Pablo Nogales