Los Protocolos Familiares

Los Protocolos Familiares son las “Constituciones Familiares”, es decir, el conjunto de normas de gobierno escritas de las empresas familiares. Bien es cierto que el hecho de que dichas normas de gobierno no estén escritas, ello no significan que no existan (situación muy frecuente durante la generación fundadora), pero en la medida que se va incorporando la segunda generación y los fundadores se van haciendo mayores, y el crecimiento de la empresa no deja de aumentar, en paralelo su gobernanza se va haciendo más compleja y sin normas previamente acordadas no es fácil tomar decisiones consensuadas. Esta es la clave de los Protocolos Familiares: la escritura de criterios de gobierno previamente consensuados.

En la generación fundadora no se necesitan acuerdos previos, primero, porque el fundador suele ser solamente un individuo, segundo, porque en el origen la complejidad de la empresa es mínima y tercero, porque tampoco en el origen hay un proyecto de empresa familiar (a veces ni siquiera existe una familia). Y con esas características no es necesario la existencia de Protocolo Familiar alguno. Situación por otra parte normal durante la generación fundadora de toda empresa familiar.

Ahora bien, cuando al final de la generación fundadora,
1) la empresa está consolidada,
2) los hijos de una manera o de otra se han implicado en la misma y no hay conflictos entre ellos y
3) la empresa tiene potencial de crecimiento,
si se dan estas tres características, es muy conveniente realizar la escritura de un Protocolo Familiar. A lo que hay que añadir que si se hace en vida de los fundadores, mi experiencia es que su eficacia y aceptación es mucho mayor.

El Protocolo Familiar debe de realizarse a la medida de las necesidades concretas de cada empresa familiar y conformado por aquellos apartados en los que se prevea que exista más necesidad de acuerdos previos. El Protocolo se puede hacer completo, pero también se puede hacer en distintas etapas comenzando por los apartados que se crean más necesarios.

Por otra parte a la hora de escribir y consensuar el Protocolo Familiar es importantísima la elección de un profesional experimentado, caracterizado por sus habilidades para la negociación, la intermediación en situaciones de conflicto, buen comunicador y actitud pedagógica para, aprovechando la escritura de dicho protocolo ir profesionalizando a la familia como familia empresaria. Si el proceso de escritura de un protocolo se hace bien, mi experiencia me confirma que dicha escritura se convierte en el mejor instrumento profesionalizador y cohesionador para esa familia empresaria, consiguiendo el fin último, que no es otro que el de garantizar su continuidad intergeneracional.

Si en sus empresas familiares se dan las condiciones anteriores, anímense a realizar la escritura de su Protocolo Familiar.

Fernando Nogales